A nadie es lícito participar de la Eucaristía si no cree que son verdad las cosas que enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y no vive como Cristo nos enseñó.
La falsa utopía de un mundo perfecto se hundió hace unos días en un baño infecto.
El sol brilla sobre los justos y los injustos; pero también la granizada afecta a justos e injustos