Todo es sorpresa. El mundo destellando siente que un mar de pronto está desnudo, trémulo, que es ese pecho enfebrecido y ávido que sólo pide el brillo de luz
Mantente ávido por saber y tal vez llegarás a ser sabio.
Para purgarse de la propia infelicidad, el público se convierte en un espectador sediento de sangre, y cada uno saca de la violencia el bálsamo de la piedad, la atracción del sadismo o el remedio del dolor.
El Dios del Antiguo Testamento es, sin duda el personaje más desagradable en toda ficción: celoso y orgulloso de ello, un mezquino, injusto, un controlador implacable, un vengativo limpiador étnico sediento de sangre, un misógino, homófobo, racista, infanticida, genocida, filicida, pestilente, megalómano, sadomasoquista, matón caprichosamente malévolo.
Estómago hambriento no tiene oídos.
Un hombre hambriento es un hombre enojado.
La mejor manera de servir al mundo es la liberación del ego. Si estás ansioso por ayudar al mundo y crees que no puedes hacerlo liberándote del ego, pon en manos de Dios todos los problemas del mundo, junto con los tuyos propios.
Buen camarada es quien está más ansioso de ir a allí donde las dificultades son mayores.
¡Una estrella anhelante que se inflama, un resplandor que deja de luz ciego al que intenta mirar!
El que tarda en airarse es grande de entendimiento; Más el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad. (Proverbios 14:29: 9)
El viento tiritaba impaciente en los árboles oscuros, y en algún lugar de la lejanía, detrás del horizonte, murmuraba en voz baja, enfadado, el trueno.
Y a vos te vi tan triste... ¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí! El loco berretín que tengo para vos: ¡loco! ¡loco! ¡loco! Cuando anochezca en tu porteña soledad, por la ribera de tu sábana vendré con un poema y un trombón a desvelarte el corazón.
El amor es un loco tan leal, que en todo cuanto hagáis, sea lo que fuere, no halla mal alguno.