Si a la bella se suma la discreta, y nuestra vista bebe su dulzura colmando el corazón de ansia secreta, del amor al asedio que perdura pidiendo estadio la beldad nos reta como bravo adalid en su armadura
La política es bella, aunque parezca fea por lo que se le entra del interés inevitable; y su beldad está en la fatiga difícil y dolorosa de los hombres en virtud por tener la república a salvo de los que negocian con la santidad de sus oficios.
No hay prueba más contundente del la divinidad de Cristo que el hecho de seguir siendo tan odiado 2000 años después de su muerte.
Felices los que sufren si se sienten con una voluntad superior a los caprichos del destino. La humillación despierta su orgullo, el dolor despierta su inteligencia y en sus manos encallecidas encuentran fuerzas suficientes para imponer la ley a sus contrarios, para levantarse sobre las generaciones humanas y revelarse como nueva divinidad entre los pueblos asombrados
La música es un amante dócil y obediente que se somete a todos los caprichos, como la odalisca que para complacer a su señor le ciñe el cuello con el collar divino de sus brazos, o guarda reposa en actitud discreta refrescando la atmósfera con su abanico.
(I). Los dos protagonistas del diálogo son Sofía y Saulino. Sofía es la sabiduría humana, mundana, mediante la cual el hombre accede a la sabiduría superior o supramundana que es la providencia y verdad misma, en suma: la divinidad en la medida en qué es accesible el entendimiento humano.
El materialismo parte de la animalidad para construir la humanidad; el idealismo parte de la divinidad para constituir la esclavitud y condenar a las masas a una animalidad sin salida.
La música es un amante dócil y obediente que se somete a todos los caprichos, como la odalisca que para complacer a su señor le ciñe el cuello con el collar divino de sus brazos, o guarda reposa en actitud discreta refrescando la atmósfera con su abanico.
El Universo es el gran Ser Vivo -Macrobios- que surge de la deidad Absoluta. Toma cuerpo cada vez que se manifiesta, y lo pierde cada vez que se resume en su Principio Esencial
Yo, Dorfl, en espera del descubrimiento de una deidad cuya existencia resista un debate racional, juro por los preceptos temporales de un sistema moral autoderivado...