Soy apenas un pobre amador apasionado, un aprendiz de tu amor.
Fue, (...) como si la ciudad, en su convulsión y su desgracia, hubiera generado espontánea y necesariamente ese minúsculo universo del alma, unas pocas ventanas intactas cegadas con pintura negra. Nadie quería ver la ciudad destrozada.
¡Asia, Europa: rincones del mundo; todo el océano: una gota del universo! El Athos: un minúsculo terrón en todo el universo; todo el presente, un instante en la eternidad
Todo arte debería tener un cierto misterio y debería plantear ciertas demandas al espectador. Darle a una escultura o a un dibujo un título demasiado explícito quitas una parte de ese misterio. Entonces, el espectador continúa con el siguiente objeto, sin hacer el mínimo esfuerzo por pensar el significado de lo que acaba de ver.
Cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa.
¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice! Apurar, cielos, pretendo ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo; aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido. Bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor; pues el delito mayor del hombre es haber nacido.
Tú mereces lo mejor de lo mejor porque, tú eres una de esas pocas personas que, en este mísero mundo siguen siendo honestas consigo mismas y esa es la única cosa que realmente cuenta
En la infancia de una nueva religión, los sabios e instruidos generalmente consideran que el asunto es demasiado poco importante para merecer su atención o mirada. Y cuando, después, de buena gana descubrirían la trampa para desengañar a la multitud engañada, el momento ha pasado y los documentos y testigos que podrían aclarar el asunto han desaparecido irremediablemente.
Lo que está delante de nosotros y lo que está detrás es poco importante comparado con lo que reside en nuestro interior.
El último de tus besos siempre fue el más dulce, la última sonrisa, la más brillante, el último gesto, el más grácil
La avaricia es de naturaleza tan ruin y perversa que nunca consigue calmar su afán: después de comer tiene más hambre
El hombre que se complace en afligir a otro su semejante no puede menos que tener un alma ruín y un corazón protervo.
¿Por qué un tacón tan fino, tan puntiagudo, sino para demostrar que pueden crearse cosas irreales a partir de algo existente?
Chloé se había puesto las medias, finas como humo de incienso, del mismo color que su clara piel, y los zapatos de tacón alto de piel blanca. El resto de su cuerpo estaba completamente desnudo, a excepción de una pesada pulsera de oro azul, que hacía parecer aún más frágil su delicada muñeca. ¿Crees que debo vestirme?
Y, sin embargo, decimos esto. Aquí en esta cueva en el fin del mundo la paz se hace entre enano y troll, y marcharemos más allá de la mano de Muerte juntos. Porque el enemigo no es Troll, ni es enano, sino es el siniestro, el maligno, el cobarde, los buques del odio, los que hacen algo malo y lo llaman bueno. Esos contra los que luchamos hoy, pero el tonto deliberado es eterno y dirá...
Para crear se necesitan siglos y gigantes; Para destruir, un enano y un segundo.
Vuestro propósito es tan odioso como despreciable vuestra ira. Volved por donde habéis venido o pronto sabremos qué ira es más terrible.
Cualquiera que ha sido acostumbrado a cuidar de la vida de cualquier criatura viviente tiene una posibilidad insignificante de arribar a la idea de que la vida humana es despreciable
No tengo derecho a dejarme anclar. No tengo derecho a admitir la menor parcela de ser en mi existencia. No tengo derecho a dejarme engullir por las determinaciones del pasado. No soy esclavo de la esclavitud que deshumanizó a mis padres.
¿Cómo podéis ser verdaderamente únicos, si existe en vosotros la menor huella de dependencia, la menor cosa que no sea Vosotros y nada más que Vosotros? ¡Mientras permanezcáis encadenados unos a otros, no podréis hablar de Vosotros en singular, mientras os una un lazo, seguís siendo un plural; de vosotros doce hacéis la docena, mil formáis un pueblo y algunos millones la Humanidad!
¡Asia, Europa: rincones del mundo; todo el océano: una gota del universo! El Athos: un minúsculo terrón en todo el universo; todo el presente, un instante en la eternidad
Fue, (...) como si la ciudad, en su convulsión y su desgracia, hubiera generado espontánea y necesariamente ese minúsculo universo del alma, unas pocas ventanas intactas cegadas con pintura negra. Nadie quería ver la ciudad destrozada.