¡Nunca hubiera creído, chiquillo, que fueras tan delicado de paladar! ¡Malo, malo, y muy malo! En este mundo hijo mío hay que acostumbrarse a comer de todo, porque no se sabe lo que puede suceder. ¡Da el mundo tantas vueltas!
Por un lado, nos encontramos con la administración de este hermoso y sutil planeta increíblemente delicado y frágil. Por otro lado, nos enfrentamos a los destinos de nuestros semejantes, a nuestros hermanos. ¿Cómo podemos decir que somos seguidores de Cristo, si esta doble responsabilidad no nos parece a nosotros la esencia y el corazón de nuestra religión?
Cuanto más se eleva un hombre, más pequeño les parece a quienes no saben volar.
Aquí podrás aprender muy poco, hay una falta de maestros y estudiantes de la Benjamenta no vamos a tener éxito en cualquier cosa, en otras palabras, en nuestra próxima vida todos vamos a ser algo muy pequeño y subordinado.