El tiempo, al pasar, libraría de aristas cortantes el recuerdo y lo tomaría en algo risible. Pero, entonces, nada era cómico ni yo reía. No era lo futuro; era lo presente. Demasiado vivo; harto real.
Hemos de saber anticiparnos a encontrar lo cómico que haya en nosotros. Así podremos evitar que otros se burlen de nuestra escasa perfección.
¿Sabes de qué me sonreía? Habías escrito que eras escritor de profesión. Me pareció el eufemismo más gracioso que jamás haya oído. ¿Desde cuándo el escribir es tu profesión? Nunca fue otra cosa que tu religión.
Tengo una teoría, hay una excelente conexión entre los que es gracioso y los que da miedo. Hay una conexión muy cercana entre lo que asusta a la gente y lo que los hace reír. La risa es una especia de nerviosismo. Los animales no ríen. La risa está, los antroólogos están de acuerdo, directamente conectada con mostrar los dientes.