Para la muerte y para el amor, para las miserias que creemos grandezas, la naturaleza tiene el mismo gesto dulce, la misma mirada candorosa de Volvoreta, la misma misteriosa tranquilidad.
No existe ningún ser humano lo bastante fuerte e inteligente para evitar mediante palabras o acciones el destino fatal que le deparan las leyes inevitables de su propia naturaleza y carácter.
Parece que el lugar insidioso fue de natura para engaños hecho, ciego, inútil, oculto y temeroso, sólo para asechanzas de provecho, a un lado el monte es áspero y fragoso, y entre sus peñas va un camino estrecho, debajo un campo llano y apacible a las faldas se ve del monte horrible.
La naturaleza rompió el molde, después de hacerlo.
Palabra arrastra palabra, una idea trae otra, y así se hace un libro, un gobierno, o una revolución, algunos dicen en efecto que así es como la naturaleza compuso sus especies.