Como Antístenes, filósofo cínico, tuviese la capa rota y la anduviese enseñando a todos, díjole Sócrates: Por la hendidura de tu capa conozco tu vanidad. Quiso dar a entender que peor era aquella presunción que tenía enseñando su capa rota, que si trajera una vestidura más rica.
Por la abertura de la doble puerta veía chicos y chicas. Una docena de ellos estaban bailando. La mayoría, de pie los unos al lado de los otros, estaban juntos, por parejas del mismo sexo, con las manos en la espalda, e intercambiaban impresiones poco convincentes con expresión poco convencida.
Tan pronto como te ocupas del bien y el mal de tus semejantes, creas una abertura en tu corazón por la que entra la malicia. Examinar, competir y criticar a otros te debilita y te derrota.
Y al pie de una resquebrajadura enorme y suntuosa, como pórtico de vieja catedral, Demetrio Macías, con los ojos fijos para siempre, sigue apuntando con el cañón de su fusil.
¿Es posible, que no se haya aún visto, reconocido, ni dicho nada verdadero e importante? ¿Es posible que haya habido milenios para observar, reflexionar y escribir, y que se hayan dejado transcurrir esos milenios como un recreo escolar, durante el cuál se come una rebanada de pan y una manzana?
Para mí, los mejores y más caros productos de la civilización han sido siempre -y lo siguen siendo- un libro bien escrito, en cuyas páginas haya algún pensamiento nuevo, y una pluma bien tajada con la que poder comunicar a los demás los míos propios
Este aforismo deslumbrador que yo lancé hace bastantes años a la circulación ha tenido tanto éxito que yo mismo me he visto obligado a elogiarlo varias veces: todas las que lo he visto publicado con la firma de otro escritor cuidadosamente puesta debajo
En resumen: 1) El cosmos es una rueda de la fortuna gigante dando 10 000 revoluciones por minuto. 2) El hombre es una mosca mareada dando un paseo en esa rueda. 3) La religión es la teoría de que la rueda fue diseñada y puesta en marcha para darle el paseo
Creo que sólo hay una forma de grandeza para el hombre. Es cuando un hombre puede salvar la brecha entre la vida y la muerte. Quiero decir, si puede vivir después de que ha muerto, entonces tal vez fue un gran hombre. Para mí el único éxito, la única grandeza, es la inmortalidad.
Hay que realizar ensayos, hay que emprender esfuerzos; algunos cuerpos tienen que caer en la brecha para que otros pasen sobre ellos.
Evitad las menudas superfluidades, porque por una rendija puede naufragar un navío
Es imposible afinar un lápiz con una cuchilla desafilada. Es igualmente inútil tratar de hacerlo con diez.
No quiero nada para mí, todo lo quiero para Vizcaya (Bizkaia); ahora mismo, y no una sino cien veces, daría mi cuello a la cuchilla sin pretender ni la memoria de mi nombre si supiese que con ello habría de revivir mi Patria.