No nos es posible tener un ensueño de felicidad, sin imaginarnos inmediatamente que flotamos con seres queridos en una barca que surca las aguas impelida por remos que se sumergen acompasadamente.
El Barça siempre gana por el árbitro. Nunca gana por su juego, por haber tirado 19 veces al arco, por haber tenido 74 por ciento de posesión...
Lo peor fue limpiar las arañas de cristal. La semana pasada, la señorita Caroline le hizo limpiar cada maldita lágrima. Disculpe mi lenguaje, doctor. Pero esas arañas habría que echarlas abajo.
¿No es usted la señorita Smith, hija del banquero multimillonario Smith? ¿No? Perdone, por un momento pensé que me había enamorado de usted.
No soy ruiseñor, sino urraca de grito agrio que se oculta en el fondo de los bosques para no ser oída sino por ella misma.
Sólo entrenaría al Barça si mis hijos lo necesitaran para vivir
Sólo el Barça planta cara al fútbol inglés
—señorita Cripslock, señorita Cripslock... esta mañana me he levantado sin otra idea en la cabeza que adelantar papeleo de la Oficina de Correos y a lo mejor resolver el problema del dichoso sello Especial Verde Col de veinticinco peniques. Ya sabe, el que da una col si se planta. ¿Cómo puede esperar que tenga ideada una nueva iniciativa fiscal para la hora de la merienda?
¡No, no, señorita Lucy! Espero que prescinda pronto de su Baedeker. Sólo enseña los lugares superficialmente. Por lo que se refiere a la verdadera Italia, no la ha visto ni en sueños. La verdadera Italia se descubre solamente con paciente observación.