Diciendo que teme el ataque y que la fortificación es para defender a la ciudad, el matón almacena armas y cierra con llave las puertas.
Existe un límite a la fuerza que ni siquiera los más poderosos pueden aplicar sin destruirse a sí mismos. Juzgar este límite es el auténtico arte de gobernar. Usar mal este poder es un pecado fatal. La ley no puede ser un instrumento de venganza, nunca un rehén, no una fortificación contra los mártires que ha creado. Uno no puede amenazar a una individualidad y escapar de las consecuencias.
Todos tenemos la fortaleza suficiente para soportar las desgracias ajenas.
Sabed, sin duda, que no es el número de combatientes ni la fuerza física los que deciden las victorias en la guerra, sino que el bando que con el favor de los dioses avanza con más fortaleza de espíritu contra los enemigos, a éste, en la mayoría de los casos, los adversarios no lo resisten.
Cuando el 8 de agosto de 1897 Cánovas del castillo cayó muerto por un disparo terrorista, Iglesias dijo: Condenamos los crímenes de abajo tanto como los de arriba, aunque algunas veces los primeros sean corolarios de los segundos. Y añadía: No contribuyamos a convertir esta sociedad, inarmónica ya por antagonismo de intereses, en una sangrienta lucha de fieras.
No hablemos acerca del comunismo. El comunismo fue sólo una idea, un castillo en el aire
Existe un límite a la fuerza que ni siquiera los más poderosos pueden aplicar sin destruirse a sí mismos. Juzgar este límite es el auténtico arte de gobernar. Usar mal este poder es un pecado fatal. La ley no puede ser un instrumento de venganza, nunca un rehén, no una fortificación contra los mártires que ha creado. Uno no puede amenazar a una individualidad y escapar de las consecuencias.
Diciendo que teme el ataque y que la fortificación es para defender a la ciudad, el matón almacena armas y cierra con llave las puertas.
El castillo de sus ilusiones se ha venido sin estrépito, sin dejar rastro, se ha esfumado como un sueño; y él ni siquiera se percata de que ha estado soñando.
Sólo un agua para lavar tanta sangre, un único camino para la felicidad. Al despertar en el sueño resplandeciente, tu rostro de castillo hirviendo en la noche.