Se prohíbe recompensar al delator y al traidor, por más que agrade la traición y aún cuando haya justos motivos para agradecer la delación.
Aunque le pinten rayas a un sapo no se convierte en tigre.
Solo, con la ventana abierta a las estrellas, entre árboles y muebles que ignoran mi existencia, sin deseos de irme, ni ganas de quedarme a vivir otras noches, aquí, o en otra parte, con el mismo esqueleto, y las mismas arterías, como un sapo en su cueva circundado de insectos.
Sin embargo, los personajes bíblicos no son sólo históricos: también son imágenes interiores y universales del hombre. Judas es un personaje histórico, pero también es el arquetipo del traidor y del hombre decepcionado. También existe en Judas otro aspecto del arquetipo: el del suicida.
Quien a ser traidor se inclina, tarde volverá en su acuerdo.