La vanguardia no pasa por pretender delimitar la verdad, sino por no contarnos más mentiras los unos a los otros
¿Será verdad hasta cierto punto que no hay frontera definitiva entre lo bueno y lo malo? Obviamente, se trata de una cuestión de grado, pero tampoco estoy convencido de que la diferencia entre los buenos y los malos sea tan ambigua, como creería mucha gente ordinaria. Hay criterios que nos posibilitan delimitar claramente las dos categorías.
Las armas se deben reservar para el último lugar, donde y cuando los otros medios no basten.
El problema está en saber el sitio que esos hombres piensan reservar a su pueblo, el tipo de relaciones sociales que decidan instaurar, la concepción que tienen del futuro de la humanidad. Eso es lo que cuenta. Todo lo demás es literatura y mixtificación.
Cada hombre debe restringir y limitar más su conocimiento a fin de competir con otros. El especialista sabe más y más sobre menos y, por último, sabe todo sobre nada.
El Estado es nuestro enemigo. Un Estado sin limitaciones es el peor enemigo del hombre; por eso tenemos que luchar, para limitar los poderes del Estado.
Y tengo, para consuelo mío, dos extrañas flores blancas -encogidas ahora, ennegrecidas, aplastadas y frágiles- para atestiguar que aun cuando la inteligencia y la fuerza habían desaparecido, la gratitud y una mutua ternura aún se alojaban en el corazón del hombre.
Un hombre como ése piensa que el miedo puede ganar lealtades. Muchos amos con un látigo pueden atestiguar que funciona. No se gana lealtad, sólo obediencia, y sólo mientras el látigo está presente.
Me sentí libre del temor de que alguien pudiera testificar contra mí, porque todos los que tuvieron algo que ver conmigo habían sido ahorcados o deportados. Se me conocía por el nombre de Moll Flanders y aunque hubiera tenido la desgracia de ser detenida diría que me llamaba de otro modo y no podrían achacarme mis antiguos delitos.
Ciertamente se debe señalar que un niño que está intentando conseguir un determinado objeto de valor para él, pero que se ve limitado por una barrera de algún tipo, determina no sólo que el objeto sea de valor, sino también que una barrera es una barrera.
El científico no tiene por objeto un resultado inmediato. Él no espera que sus ideas avanzadas sean fácilmente aceptadas. Su deber es sentar las bases para aquellos que están por venir, y señalar el camino
El traidor es muy diferente del tramposo: el tramposo pretende ampararse de propiedades establecidas, conquistar un territorio, e incluso instaurar un orden nuevo. El tramposo tiene mucho porvenir, pero no tiene ni el más mínimo devenir.
Si quienes dieron las órdenes van a la justicia no tenemos ningún problema en ir todos a la justicia, pero ningún hombre de bien que vista uniforme militar puede ampararse escudándose en el sacrificio de sus subalternos
¿Qué puedo decirte de los seres humanos? me sorprenden tanto por sus buenas cualidades como por las malas. Son extraordinariamente diferentes, aunque todos conocen un idéntico destino. Imagínate a un grupo de gente bajo un temporal: la mayoría se afanará por guarecerse de la lluvia, pero eso no significa que todos sean iguales. Incluso en esa tesitura cada cual se protege de la lluvia a su manera
La tarea del educador moderno no es podar las selvas, sino regar los desiertos.