Porque la amaba estrepitosamente y la amo todavía, como se ama el retrato desteñido de la madre desconocida o el cacharro roto.
Somos libres, somos civilizados, lo que vale de poco, si impedimos a cualquier fragmento de la raza humana de participar en igual medida de la libertad y la civilización.
Las palabras no pueden expresar más que un pequeño fragmento del conocimiento humano, porque lo que podemos decir y pensar es siempre inmensamente menor de lo que experimentamos.