—Hace un millar de años, creíamos que el mundo era un cuenco —dijo—. Hace quinientos años sabíamos que era un globo. Hoy sabemos que es plano y redondo y que viaja por el espacio a lomos de una tortuga. —Se dio la vuelta y le dedicó al sumo sacerdote otra sonrisa—. ¿No se pregunta usted qué forma resultará tener mañana?
¿Qué es la Navidad? Es la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza del futuro. Es el deseo más sincero de que cada taza se rebose con bendiciones ricas y eternas, y de que cada camino nos lleve a la paz
Qué desamparado se siente uno cuando tiene una taza llena de café en la mano y comienza a estornudar.
Lo que se recibe se recibe al modo del recipiente
¡Cuantas tonterías humanas se encierran en ese recipiente que lleva como rótulo: libertad!
No me lo creo. Que al despegar tu puño de sus caras no sientas tú el dolor. Que al quitarte el casco no te ciegue la luz del Sol. Que al volver a tu casa te quede corazón suficiente, como para besar a tu mujer, como hacen las personas. Como si fueras de los nuestros.
Por eso a veces en el casco hago pogos con gogos. Soy el filólogo; Micrófonos con mono drogo. ¡Coño! Con tonos monocromos yo
Si usted va por el mundo buscando la excelencia, encontrará la excelencia; si va por el mundo buscando problemas, encontrará problemas. O, como dice el proverbio árabe: Lo que pueda significar un trozo de pan dependerá de que tengas hambre o no.
El homenaje más importante que cualquier ser humano puede hacer a una poesía o trozo de prosa que ama es aprenderlo de memoria. No con la cabeza, sino con el corazón, la expresión es de vital importancia.
Rompes a llorar o a reír. Creo que vale la pena hacerse añicos por esos sentimientos
En el caos donde se confunde la luz cegadora y la oscuridad ciega, los gritos, el estruendo de las explosiones, el crepitar de las metralletas; en el caos que hace añicos la percepción del tiempo Krímov tuvo una intuición de una nitidez asombrosa: los alemanes habían sido arrollados, los alemanes estaban vencidos.
Hasta donde hemos perdido la creencia, hemos perdido la razón. Ambos tienen la misma condición autoritaria y primaria. Ambas constituyen métodos de prueba que, a su vez, no admiten ser probados. Y en el acto de aniquilar la idea de la autoridad divina, damos al traste con aquella autoridad humana de que no podemos dispensarnos ni aún para decir que dos y dos son cuatro.
Las palabras no tienen absolutamente ninguna posiblidad de expresar nada. En cuanto empezamos a verter nuestros pensamientos en palabras y frases todo se va al traste
Un trasiego de tópicos, de alegre trapicheo con palabras vacías de sentido, de chatarra retórica sin hueso argumental ha acabado por vetar los debates sobre los problemas de los ciudadanos, los de ahora y los que han de llegar. Esa vaguedad no guarda ninguna relación con la inevitable abstracción de los principios, de los ideales.
Asumí el control del merchandising no porque pensara que iba a hacerme rico, sino porque deseaba controlarlo. Deseaba ser un soporte por cuestiones sociales, seguridad, y razones de calidad. No quería que alguien usara el nombre de Star Wars en una pieza de chatarra
Las palabras no tienen absolutamente ninguna posiblidad de expresar nada. En cuanto empezamos a verter nuestros pensamientos en palabras y frases todo se va al traste
Hasta donde hemos perdido la creencia, hemos perdido la razón. Ambos tienen la misma condición autoritaria y primaria. Ambas constituyen métodos de prueba que, a su vez, no admiten ser probados. Y en el acto de aniquilar la idea de la autoridad divina, damos al traste con aquella autoridad humana de que no podemos dispensarnos ni aún para decir que dos y dos son cuatro.
La vida no es fácil, para ninguno de nosotros. Pero... ¡qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo. Hay que sentirse dotado para realizar alguna cosa y que esa cosa hay que alcanzarla, cueste lo que cueste.
Debes saber en primer lugar que cada cosa que tiene un rostro manifiesto posee también uno oculto.
Es vil superstición. Y así, la meta de los valientes se convierte en vaivén de necios; la noble ambición de personas elevadas, en juguete de esas liebres domesticadas.
La muerte nos libera de las impresiones de los sentidos, de los deseos que nos hacen juguete suyo, de las divagaciones del espíritu y del duro servicio de la carne