La vida, como un vino precioso, hay que saborearla poco a poco, sorbo a sorbo. Los mejores vinos pierden todo su encanto y no se estiman bien si se tragan como si fuera agua
Un buen vino es como un buen film: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador.
Seré en tus manos una copa fina pronta a sonar cuando vibrarla quieras... Destilarán en ella primaveras, reflejará la luz que te ilumina. Seré en tus manos una copa fina.
Si tengo que elegir los mejores cinco goles son: el que le hice a River por la copa Libertadores, cuando regresé de mi lesión. El que le metí a Independiente de mitad de cancha, el de cabeza a Vélez desde 40 metros. Y los que hice con la Selección, a Perú y Grecia.
Los más insolentes en la prosperidad son en la adversidad los más débiles y cobardes.
La verdadera amistad es una planta de lento desarrollo que debe experimentar y resistir los embates de la adversidad antes de tener derecho a esa denominación.
Ve en derechura al hecho, pausadamente, y aporta por anticipado las medidas que deben adoptarse para paliar cualquier contratiempo y reducir las consecuencias a su mínima expresión
Ésa es una suerte de las viudas, ningún contratiempo les impide mejorar al hombre con el que convivieron y entre más tiempo pasa, mejor recrean el mundo idílico que alguna vez soñaron.
Es bastante sencillo ver la vida carente de valores. De hecho, la gente con algo de sensibilidad no tiene dificultad en verla así.
Una cabeza vacía no está en realidad vacía, sino que esté rellena con basura. De ahí la dificultad de que haga algo una cabeza vacía.
El estudio ha sido para mí el principal remedio contra las preocupaciones de la vida; no habiendo tenido nunca un disgusto que no me haya pasado después de una hora de lectura.
En el momento en que una cosa te turba, ya eres esclavo, en vez de ser señor. No hay en el mundo señor más tirano que el disgusto o tormento.
¿Sabes lo que te puede acontecer mañana? Ten confianza, pues, de lo contrario, no dejará el infortunio de justificar tus temores. No te apegues a nada. No interrogues los libros ni a los hombres: él destino es inescrutable.
Dios se sirve regularmente del infortunio como de un estribo para levantarnos.
Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el no aceptar las cosas como dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra madre era la palabra madre y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mi un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba.
La angustia de mis sentimientos no cejaba; no había incidente del cual mi furia y desdicha no pudieran sacar provecho