Para ella felicidad y vida son una y la misma cosa. Y éstos son sus poemas. Por supuesto, los poemas de una salvaja no son piedras preciosas. Sus poemas son sencillamente piedras que ruedan por el fondo de un río de cauce siempre cambiante, son el murmullo de esas piedras trashumantes por su vereda de agua.
En París, a uno siempre le recuerdan que es extranjero. Si estacionas mal tu coche, no es el hecho de que esta en la vereda lo que importa, sino el hecho de que hables con acento.
Todos podemos decidir que queremos vivir una vida grande o, más sencillo aún, que no sólo queremos tener un buen día, sino un gran día. No importa el tiempo que llevemos transitando por la senda de la mediocridad: siempre podemos elegir cambiar de camino. Siempre. Nunca será demasiado tarde. Podemos encontrar nuestra voz.
Yo no sé qué me sucede desde que te di mi alma, que cualquier senda que tomo me ha de llevar a tu casa.
No creo que el arte haya llegado a ningún callejón sin salida. El hombre siempre irá abriendo nuevas puertas; lo importante es saber a dónde conducen esas puertas. Y luego tener fuerza para emprender el camino que se vez desde ellas.
Todos los esfuerzos que se hagan en la búsqueda de la verdad, tarde o temprano conducirán al camino correcto.
El que usted quiera editar las obras de Johann Sebastian Bach es algo que regocija mi corazón, que late todo para el arte sublime y grandioso de este verdadero padre de la armonía. Deseo ver pronto esa empresa en plena actividad. En cuanto abra usted mismo la suscripción espero aportar yo mismo desde aquí.
Que Cuba se abra a Cuba