El hombre tiene en sus propias manos el molde de su fortuna.
Trabajo con deleite y sin fatiga, y soy tan afortunado de desatinos que luego que pongo de letra de molde mis majaderías, me acarrean los ochavos a porrillo, y los pesos duros a mojicones, de modo que, en cuarenta y dos años que llevo ya a la cola de escritor de kalendarios y bobadas, he ganado más de novecientos mil reales.
La hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades.
Estaba yo un día solo. Había pasado el águila real, y no solamente me había brindado uno de sus penetrantes vuelos de caza, sino que había estado describiendo las más fantásticas acrobacias en compañía de su pareja. ¡El águila! El macho y la hembra colgados en el cielo estuvieron como cinco o diez minutos, ¡quien sabe!... ¡Yo estaba prendado de sus alas!, ¡yo quería volverme pájaro!
El gobierno como hoy lo conocemos es en realidad una empresa matriz de todas las otras compañías trabajando dentro de la economía del país
Las piezas del jardín eran manojos de jazmines y yo tatuada en mí tu barco divisé tu barco o elevación de vos o pensamiento en algún punto izado el cielo como matriz inversa... ¿Gravitarán las olas en tu cuerpo, siendo el deseo depresión en el montículo de sombra que da al sexo?
No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización en conjunto es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino.
Sólo se trata de que cada macho se ayunte con su hembra