Aunque es algo demasiado ruin para que la gente lo reconozca con naturalidad, todo hombre que se siente atraído por una fémina experimenta un odio fisiológico hacia el tipo que se la benefica, normal o esporádicamente
No soy ruiseñor, sino urraca de grito agrio que se oculta en el fondo de los bosques para no ser oída sino por ella misma.
Era tonto buscar el pezón izquierdo contra la voluntad de la muchacha en el primer encuentro. Oki había preferido explorar los puntos donde ella recibía con más placer sus caricias. Los encontró. Y entonces, justo cuando comenzaba a comportarse con más rudeza, la oyó pronunciar el nombre de Otoko.
Somos dos niños que a la vida echaron. muchacha -niña-, empieza a caminar.
La adulación, meretriz del vicio, debe quedar fuera de la amistad.