Siempre he pensado que tan necio es el hombre excesivamente crédulo como el que peca de escéptico.
Nosotros decimos que un hombre debe ser moderado, pero no excesivamente sabio, para no correr el riesgo de conocer su destino de antemano. El hombre cuya mente está más libre de cuidados es el que no conoce su destino por anticipado.