Mordemos algunas masas y observamos sin mucho entusiasmo el tubo de dentífrico que nos han obsequiado; es como si Margarita me adivinara el pensamiento, porque, apenas nos miramos a los ojos, sonreímos.
Sentiría no hacerme comprensible; mas la materia es aún oscura y de suyo tan sutil, que temo no se escape al escalpelo del análisis. Constancia, lectores, constancia; no arrojéis tan pronto el libro.
De igual manera, siglo tras siglo, Bajo el escalpelo de la naturaleza y el arte, grita nuestro espíritu, desfallece la carne, originando el órgano del sexto sentido.