La esperanza es un árbol en flor que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones
Demonios y maravillas, vientos y mareas. A lo lejos ya el mar se ha retirado. Y tú, como un alga dulcemente acariciada por el viento, en las arenas del viento te agitas entre sueños.
Sus pezones eran pequeños y se veían delicadamente sonrosados en comparación con la amplia expansión de sus senos. Sus pezones eran muy finos. Eran una incongruencia más en el cuerpo de Vida.
Estoy muy contenta de haberlo leído. Me encantó la historia de la monja que comía tan delicadamente con los dedos, que jamás se manchaba de grasa. Nunca he podido presumir de eso, así que empleo un tenedor.
Otoko seguía amando a Oki (... ). ¿Pero era posible que esos amores hubieran permanecido inalterables desde los tiempos en que habían sido una realidad tangible? ¿No cabía la posibilidad de que algo de esos mismos amores se hubiera transformado sutilmente en amor por si misma?
La armadura de falsedad se desenvuelve sutilmente en la oscuridad y encubre a un hombre no sólo al resto de los hombres sino también a su propia alma.
Y la simplicidad de este sueño se enriquecía con el nombre de Brasil que, áspero y caliente, proyectaba ante él una costa sonrosada y blanca, cortando con aristas y perpendiculares al mar tiernamente azul.
Usted cree que yo soy un hombre y usted una mujer. Eso no es verdad. Yo soy un cazador de hombres y usted algo que ha estado corriendo delante de mí. No hay nada humano en ello. De la misma manera podría esperarse que un perro de caza jurara tiernamente con la liebre que atrapa.
Era un cuadro agradable. El cabello era rubio y levemente rizado en las sienes, los ojos grandes y reflexivos, y en conjunto una figura que resultaba incluso demasiado graciosa.
Muevan su cuerpo levemente hacia adelante para apoyar la guitarra contra su pecho, la poesía de la música debe resonar en su corazón.
A veces conviene ir hacia el mundo y frecuentar a los hombres pues uno se siente allí obligado y llamado, pero el que prefiere permanecer solo y tranquilamente en la obra y sólo quisiera tener muy pocos amigos, es el que circula con más seguridad entre los hombres y el mundo
Uno, con la edad, se libra del deseo de hacer las cosas como los demás y hace tranquilamente y sin miedo lo que le parece a él.
La dicha más hermosa del hombre que piensa es haber escrutado lo escrutable y venerar serenamente lo inescrutable.
Dichoso aquél que recuerda con agrado a sus antepasados, que gustosamente habla de sus acciones y de su grandeza y que serenamente se alegra viéndose al final de tan hermosa fila.
No nos lamentemos, esforcémonos por someternos mansamente a la voluntad de Dios cuando lleguen esas pequeñas molestias diarias
Te duele la victoria, y dócilmente a cuestas tu destino de amor llevas, delicada y sangrienta vida mía
Mi afectuoso saludo se dirige ante todo al querido Padre Maciel. Este feliz aniversario invita a recordar los dones que él ha recibido del Señor. Es indispensable cultivar una constante intimidad con Cristo, esforzándose por seguirlo e imitarlo dócilmente
En tus bucles morenos entrelazo quedamente los preciosos diamantes de mis versos más puros, y en la oscura fuente de tus ojos luminosos ávido arrojo mi enamorado corazón.
Mientras haya hombres necesitados de alegría, hombres que, agotados por la tensión trágica de las pasiones, quieran escuchar la música misteriosa de la poesía que fluye quedamente de las cosas, las novelas de Dickens retornarán también incesantemente.
Estamos enteros, pero no acabados. Empezamos a nacer y vamos naciendo lentamente hasta acabar de nacer. Es cuando morimos.
Te mira. Te absorbe lentamente bebiéndote hasta que tu ojo ve lo que yo tranquilamente veo. Me cierro en torno a ti. Te transformo. Y no te dejaré nunca más.
La verdadera maestría trasciende cualquier arte particular. Parte de la maestría de uno mismo, la habilidad, desarrollada a través de la auto-disciplina, estar en calma, tranquilamente atento, y completamente en sintonía con uno mismo y lo que le rodea. Entonces, y solo entonces, una persona puede conocerse a sí mismo.
Sólo es en los brazos del goce que tranquilamente duerme la moral.
Ten paciencia, mujer que eres oscura: algún día, la forma destructora que todo lo devora, borrará mi figura. Se bajará a mis libros, ya amarillos, y alzándola en sus dedos, los carrillos ligeramente inflados, con un modo de gran señor a quien lo aburre todo, de un cansado soplido me aventará al olvido.
Come ligeramente y mantente apartado de los vinos y las comidas abundantes cuando se tiene que hacer un trabajo. El pasarse varias horas a la mesa, en medio de un día de trabajo, es la mejor forma de acortar la vida