Nací galeote para la tempestad mía en mi océano. Sin más remos que tus brazos y más grillete que tu recuerdo.
No abandones tu embarcación en el mar de la suerte, sigue remando, rema con desembarazo y reflexiona una vez más.
No abandones tu embarcación en el mar de la suerte; sigue remando, pero rema con desenvoltura, y reflexiona una vez más
Inglaterra, alzada en medio del turbulento océano, muy al norte, visita ahora mis sueños adoptando la forma de un buque inmenso, bien comandado, que dominaba los vientos y navegaba orgulloso sobre las olas.
Con la mitad de un periódico hice un buque de papel y en la fuente de mi casa va navegando muy bien. Mi hermana con su abanico sopla que sopla sobre él. ¡Muy buen viaje, muy buen viaje, buquecito de papel!
Cera y cáñamo unió (que no debiera), cien cañas, cuyo bárbaro ruido, demás ecos que unió cáñamo y cera alboque es duramente repetido; la selva se confunde, el mar se altera, rompe Tritón su caracol torcido, sordo huye el bajel a vela y remo; tal la música es de Polifemo.