Me refugio en la melancolía de mi pequeña habitación.
Tristeza y melancolía no las quiero en casa mía
Sentía que se había producido en mi un gran cambio: mi emoción era mucho menos triste que el abatimiento en que estaba sumido hacía mucho tiempo. La tristeza de la separación se mezclaba con vagas pero dulces esperanzas, con la espera impaciente del peligro y con el sentimiento de una noble ambición. La noche se me hizo corta.
Los hombres deberían saber que del cerebro y nada más que del cerebro vienen las alegrías, el placer, la risa, el ocio, las penas, el dolor, el abatimiento y las lamentaciones.
Luego de que los chimpancés tienen una pelea, la víctima alza y abre sus brazos en busca de tranquilidad: quiere ser abrazado o palmeado, asegurarse de que el vínculo aún está a pesar del enfrentamiento. Así es como se restaura la armonía social y personal.
Porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy, con todo y a pesar de todo mi amor yo quiero vivir en vos.
Me puse a llorar, cerró los ojos y con la nariz sorbí las lágrimas: enterró la cabeza entre mis manos porque ambos teníamos mucha pena que compartir. Me avergoncé de no tomar las cosas tan bien como él.
¿Un truco para levantarnos cada día y sobrevivir al día siguiente? Pensar en positivo y sonreír por los dones que nos entregaron los dioses. Estaremos muy poco en este planeta y merece la pena que lo aprovechemos
Yo sueño con tu amor... Una infinita dulzura sube del florido huerto... ¿Por qué el ensueño de una margarita, hoja tras hoja mi saudade arranca, si en la penumbra del balcón abierto falta esta tarde tu silueta blanca?
Por mucho que se enmascare con un esteticismo hortera o con un flato poético, una corrida de toros en directo o en diferido es el espectáculo basura por excelencia, aunque lo presida el Rey de España y le guste a algún chino.
¡Una lágrima! ¿Es acaso de temor o de amargura? ¡Ay! A aumentar su tristura ¡Vino un recuerdo quizá!