Pocos son los escritores que renuncian. Jugamos a creernos inmortales. Nos equivocamos en el juicio de nuestras propias obras y en el juicio siempre impreciso de las obras de los demás. Nos vemos en el Nobel, dicen los escritores, como quien dice: nos vemos en el infierno.
Cuando quiero mirar nuestro mundo con los dos ojos, lo que percibo son dos mundos superpuestos: uno luminoso y claro, sorprendentemente nítido; el otro impreciso y sutilmente sombrío.
Toda buena causa es un valor aproximado de la ineficiencia.
¿Cómo podría descansar, se quejó roncamente, mientras vago por Dublín todo este tiempo con mi lote de canciones y él tras de mí tal que un alma en pena o un fantasma? Mi infierno, y el de Irlanda, están en esta vida.
Su pálida frente es un mapa confuso: la cruzan arrugas, eternas arrugas, que son cual los ríos del vago país de lo abstruso cuyas olas, los años, se escapan en rápidas fugas.
El futuro siempre llega demasiado rápido, y en el orden incorrecto
Dicen esas cosas en nombre de la corrección política. Yo soy políticamente incorrecto y la corrección política no es más que la mordaza que antiguamente se llamaba censura e Inquisición. Además yo hablo con palabras de escritor, no con eufemismos de personas que sólo quieren ganar votos.
La palabra es la muerte de la cosa. (Es decir: con el símbolo queda anulado lo indefinido de algo real y luego con esa muerte de la cosa aparece el objeto sustituyéndola).
El Arte tiene una dimensión única, lo infinito, y éste es un misterio, ese algo maravillosamente indefinido e indefinible que esta mas allá de nuestra ciencia, de nuestra comprensión y de nuestra verdad intelectual y física. Pues entonces, será hasta donde mi ser, mis fuerzas, mis facultades y mi capacidad intelectual digan finalmente ¡basta!
Mi mente es incapaz de concebir una cosa como el alma. Puede que esté errado y que el hombre tenga un alma, pero yo simplemente no lo creo.
El peligro va creciendo. A medida que crecen los arsenales de las superpotencias y se hacen más complejos los armamentos que contienen y a medida que otros gobiernos —quizás aún docenas de gobiernos en el futuro— adquieran estas armas, tal vez sea solo cuestión de tiempo antes que la locura, la desesperación, la codicia o un cálculo errado desate la terrible fuerza
El periodista es un hombre que se ha equivocado de carrera.
Ninguna cantidad de experimentación puede probar definitivamente que tengo razón; pero un solo experimento puede probar que estoy equivocado
A los propios campesinos les corresponde tirar los ídolos y derribar los templos de las vírgenes mártires y los pórticos conmemorativos en honor de las viudas castas y fieles; es erróneo que otros lo hagan por ellos.
Un sutil pensamiento erróneo puede dar lugar a una indagación fructífera que revela verdades de gran valor.