Echo de menos la comodidad de estar triste
Sólo Dios sabe cuándo podremos encontrarnos de nuevo. Estoy triste y alegre a la vez, Hamida. Estoy triste porque no te veré, y contento porque el largo camino que voy a emprender es el único que puede llevarme hasta ti. Mi corazón se quedará aquí, en el callejón, de eso puedes estar segura.
Este orden del mundo, el mismo para todos, no lo hizo Dios ni hombre alguno, sino que fue siempre, es y será, fuego siempre vivo, prendido según medidas y apagado según medidas.
En la oscuridad te llamé, todo era silencio y una brisa que se llevaba la cortina. En el cielo apagado una estrella ardía, una estrella partía, una estrella moría.
Si Kirchner es capaz de salir de esta actitud miserable y entiende que el corte de rutas es legítimo, que presente un proyecto de ley, los legitime, al igual que los escraches, y también a Quebracho y a los piqueteros que trabajan para él
Uno es capaz de llorar a cántaros hasta en una miserable obra de teatro. Las lágrimas no prueban de ninguna manera la honestidad o el afecto.
Si puedo evitar que un corazón sufra, no viviré en vano; si puedo aliviar el dolor en una vida, o sanar una herida o ayudar a un petirrojo desmayado a encontrar su nido, no viviré en vano.
Una vez entré a mi cuarto una noche en un hotel, y la sábana estaba en el piso, y yo pensé que era un fantasma que se había desmayado así que lo patee
La formación científica -atomizada de acuerdo con técnicas distintas y separadas- ha degenerado en entrenamiento científico. No hay que sorprenderse de que ello desanime a las mentes críticas.
Ya hemos indicado, por otra parte, que el favorecer la irrupción de los maketos es fomentar la inmoralidad en nuestro país; porque si es cierto que las costumbres de nuestro pueblo han degenerado notablemente en ésta época, débese sin duda alguna a la espantosa invasión de los maketos, que traen consigo la blasfemia y la inmoralidad.
Talismán del abismo, melancólico y fuerte, imantado de vida, imantado de muerte...A veces me pareces una tumba sin dueño...Y a veces...Una cuna ¡Toda blanca! Tendida de esperanza y de ensueño...
Contemplando mi obra desde mi actual perspectiva, puedo afirmar con cierto escepticismo melancólico que toda poesía es un perpetuo recomienzo de algo que no nunca está ni acabado ni saciado.