Uno no puede aprender habilidades comunes y corrientes si se acerca a ellas con temor y con el presentimiento de que las odiará. Cuando los niños no dejan entrar ni un número en la cabeza no consiguen aprender aritmética, el remedio debe ser desarrollar una nueva relación con los números...
Hay hombres que tienen la cabeza abajo, como las plantas, y que miran con los pies, tal fue la conclusión de nuestra conversación sobre la inteligencia y tuvimos la impresión de escapar durante algunos minutos de la locura de los hombres que comprenden y explican...
De vez en cuando la vida nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa, chupando un clavo sentados sobre una calabaza
Los republicanos desean que el Reich alemán tenga una sola testa coronada, igual que Nerón deseaba que la humanidad tuviese una sola cabeza: para poder decapitarla de un solo tajo.
Me acuerdo de que entonces la imagen de una mujer, el fantasma de un amor, casi nunca aparecía de manera clara y nítida en mi mente, pero en todo lo que pensaba, en todo lo que sentía se escondía el presentimiento de algo nuevo, inimaginablemente dulce, femenino, algo de lo que sólo a medias era consciente, pero que hería mi pudor.
Toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo.
Mi Atenea cuéntale a mi azotea como lleva eso del crear, eso del cagar y el mear
Las canciones nacieron durante la grabación de la película ya que el actor nos convenció que durante la filmación podría saltar de una azotea a otra, que el salto sería un acto de fe. A partir de ahí nacieron las canciones.
La paz duradera es más que la intervención de los cascos azules en el campo. El mantenimiento efectivo de la paz exige una noción más amplia de la seguridad humana. No podemos estar seguros rodeados por el hambre, no podemos construir la paz sin aliviar la pobreza, no podemos construir la libertad sobre cimientos de injusticia.
Que alguien llame a los cascos azules y Naciones Unidas, porque el pobre es tonto y tiene dos casas en vez de comida
El verano trajo luces sobre el mar y entendí que hay mil maneras de dar...
De la ruda labor del brazo vivimos todos, los ignorantes y los sabios. De la cómoda labor de éstos, vive el que puede. No llegan los frutos de su ciencia a la multitud ineducada y zafia; no llegan sus espléndidas luces al fondo del pozo minero, al antro industrial, a la covacha miserable del asalariado