Pero / lo serio que en verdad / el comandante Guevara entró a la muerte / y allá andará según se dice / bello / con piedras bajo el brazo / soy de un país donde ahora / Guevara ha de morir otras muertes / cada cual resolverá su muerte ahora / el que se alegró ya es polvo miserable / el que lloró que reflexione / el que olvidó que olvide, o que recuerde.
Hoy día me río mucho más de lo que lloro
Serena la luna alumbra en el cielo, domina en el suelo profunda quietud; ni voces se escuchan, ni ronco ladrido, ni tierno quejido de amante laúd.
Y que desde entonces no había hecho otra cosa sino caer, una de esas caídas interminables y mexicanas, es decir una caída pespunteada de tanto en tanto por una risa en sordina, por un disparo en sordina, por un quejido en sordina. ¿Una caída mexicana? En realidad, una caída latinoamericana 2666, pág. 582