Una mujer le dijo a mi conocido polaco que varios hombres de la Gestapo habían entrado en la maternidad judía, se habían llevado a los recién nacidos, los habían puesto en un saco, habían salido y los habían echado a un coche fúnebre. Los malvados no se conmovieron con el llanto de los niños ni con las quejas desgarradoras de las madres. Aunque casi no se pueda creer, fue así.
El campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra.
Mientras sintamos que se alegra el alma sin que los labios rían; Mientras se llora sin que el llanto acuda a nublar la pupila; Mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan; Mientras haya esperanzas y recuerdos,¡Habrá poesía!
La lluvia es el llanto del cielo: en sus ojos de enamorado con la tierra, concluye como la cólera del hombre con su amada: con lagrimas copiosas.
Aquí todos han venido a vender su libro, sí, sí, a vender su libro... a echar la llorada