Entre las piedras y el fuego, frente a la tempestad o en medio de la sequía, por sobre las banderas del odio necesario y el hermosísimo empuje de la cólera, la flor de mi poesía busca siempre el aire, el humus, la savia, el sol, de la ternura.
Nací galeote para la tempestad mía en mi océano. Sin más remos que tus brazos y más grillete que tu recuerdo.
Muertes en la Biblia: el dios Yahvé mató a 2.270.365 (sin incluir las víctimas de Sodoma y Gomorra, del diluvio de Noé, y de las múltiples plagas, hambrunas, fieras serpientes, etc., porque no se proporcionan cantidades específicas al respecto). Satán mató a 10.
Lo único que detiene a Dios de enviar otro diluvio es que el primero fue inútil.
La prosperidad no es una medida; sólo la adversidad sirve para pesar a los amigos.
... la adversidad sigue a la ventura como la sombra al cuerpo. Ambas, parecen, en efecto, fases alternativas de la irremediable ondulación del humano destino.
Si sufres injusticias, consuélate, porque la verdadera desgracia es cometerlas.
No hay ventura ni desgracia en el mundo, sino la comparación de un estado con otro, he ahí todo. Sólo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuán buena y hermosa es la vida.
Por los jóvenes hemos de estar dispuestos a soportar cualquier contratiempo y fatiga.
Ésa es una suerte de las viudas, ningún contratiempo les impide mejorar al hombre con el que convivieron y entre más tiempo pasa, mejor recrean el mundo idílico que alguna vez soñaron.
Lamentar un infortunio pasado, y que no existe, es la más segura vía de crearse otro infortunio.
No hay ventura ni desgracia en el mundo, sino la comparación de un estado con otro, he ahí todo. Sólo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuán buena y hermosa es la vida.
Siempre hay tribulación en la casa del ebrio
Yo no tengo tribulaciones, dispongo de dinero como un rentista, no tengo jefe, ni mujer, ni hijos; existo, eso es todo. Y esta tribulación es tan vaga, tan metafísica, que me da vergüenza
La vida es una perturbación inútil de la calma del no ser.
¿Por qué cree que está perdida la unidad? La única muestra de perturbación intencionada es la información de El Correo de hoy, que es mal intencionada porque no es cierto, porque sabe que no es cierto, y responde a intenciones absolutamente visibles. Ni si quien es usted pero sé que lo sabe, porque me basta mirarlo a la cara. Después, no veo ningún síntoma de desunión. Le hago una pregunta, que un jugador quiera evolucionar, ¿es criticable? Que el club proteja la permanencia de un jugador, ¿es criticable? Todo lo contrario.
Para conseguir algún resultado en la vida es preciso tener paciencia, aburrirse, hacer y deshacer, volver a empezar y seguir de nuevo, sin que un impulso de cólera o un arrebato de la imaginación vengan a detener o desviar el trabajo diario.
La envidia no tiene nunca ni la franqueza de la risa, ni el arrebato de la cólera; no tiene más que sonrisas frías y lágrimas ocultas
Al hombre justo y tenaz en sus propósitos no le moverán de su firme voluntad ni la exaltación de los malos deseos de la multitud, ni el fiero rostro de un tirano amenazador
El genio es la ignición del cariño no del intelecto, como se supone la exaltación de la devoción, y en proporción a nuestra capacidad para eso, es nuestra experiencia del genio.
Requiere más esfuerzo verlo así, porque solo los que luchan tocaran el frenesí
Su método de armonía era de una sumaria sencillez. Estableció tablas de acordes para todas las tonalidades posibles, con ayuda de las cuales cualquiera podía componer, sin esfuerzo, canciones a cuatro o cinco voces, y suscitó de este modo en la comunidad un verdadero frenesí de composición musical.
Siendo su verdadero interés la negación de la cosificación, el espíritu se desvanece cuando se consolida como un bien cultural y es distribuido con fines de consumo. El alud de informaciones minuciosas y de diversiones domesticadas corrompe y entontece al mismo tiempo.
¡Dejad al huracán mover mi corazón!.
Al decir del ego un huracán es un fenómeno devastador, pero en lo que refiere al universo, es un evento absolutamente natural, un eslabón en la cadena sin fin de causas y efectos. El universo, al no tener ego, continúa su existencia sin emitir juicios sobre huracanes o brisas del océano.