Tango querido de ayer, qué ventarrón te alejó. Junto con ella te has ido y hoy la trae tu evocación.
¡Hombre de América! Hombre torrente y cataclismo, con una mordedura de llamas en el pecho. ¡Naciste de una piedra que rodaba al abismo y eres un ventisquero con dos garras de helecho!
Si fuera futbolista, jugaría para huracán y de ́fulbá centro ́, bien en el medio del área, aunque sea zurdo. Sería una especie de líbero. Me gustaría enfrentarme contra tipos grandotes. Primero, evitar el caño, después el amague, después que me pase, y si me falla todo eso, lo corro y le doy una piña. De esa manera, los delanteros no harían goles
Y como si no bastara con el sueño que llevo en mi alma -y que henchida me empuja como un huracán de popa- otro sueño se proyecta en la pantalla, otro sueño de otra u otro que como yo...Se apresta a amar, ama, o recuerda haber amado.
Sobre este muro frío me han dejado con la sombra ceñida a la garganta, donde oprime sus brotes de tormenta un canto vivo hasta quebrarse en ascuas.
Igual que el navegante a quien el fuerte viento desalienta mira a dos luces del nocturno cielo, lo mismo, en mi tormenta de Amor, miro en dos luces al brillante signo en el que hallo mi único consuelo.