El deber del gobernante no consiste en agrandar su país, sino en hacerlo más fuerte.
Las pequeñas doctrinas humanas, que sólo tienden a enorgullecer y a magnificar a unos pocos, no deberían ser sustituidas por el credo redentor mundial de Cristo.
La elocuencia es el arte de abultar las pequeñas cosas y disminuir las grandes.
Vivir es más vivir, afán de aumentar los propios latidos. Cuando no es así, la vida está enferma y, en su medida, no es vida
Uno no puede traer hijos a un mundo como este; uno no se puede plantear perpetuar el sufrimiento, ni aumentar la raza de estos lujuriosos animales que no poseen emociones duraderas, sino sólo caprichos y banalidades que ahora te llevan hacia un lado y mañana hacia otro.