Mi tiempo en Aleppo lo he aprovechado casi exclusivamente para ampliar mi conocimiento de la lengua árabe. He leído varios de los mejores autores árabes, además de leer el Corán dos veces, y saber de memoria algunos de sus capítulos y muchas de sus frases.
Al ampliar el campo del conocimiento no hacemos sino aumentar el horizonte de la ignorancia.
No hay nada como viajar para ensanchar la cultura. Pero también para afinar la sensibilidad. Conocí Israel, Egipto, Túnez, Marruecos. Al final de mis viajes volví con un solo convencimiento: no somos nada.
Fuérzate a hacer más y a experimentar más prosiguió Julián. Utiliza tu energía para ensanchar tus sueños. Sí, ensancha tus sueños, John. No aceptes una idea mediocre cuando tienes un potencial infinito dentro de la fortaleza de tu mente. Atrévete a apelar a tu grandeza.
Esta misa no es una diversión que se procura a los fieles; tiene por objeto acrecentar la intensidad de sus plegarias.
Déjame tranquila, madre; que si de amarle padezco, no hacen falta sus reproches para acrecentar mi duelo.
La lectura de libros contribuye a la construcción mental del joven. Los lectores no se limitan a expandir sus horizontes, sino también el núcleo de su identidad.
Belleza y placer son componentes básicos del arte, aunque muchos me consideren fuera de moda porque quieren expandir la idea del arte, buscando tocar las emociones de otras maneras. Pero yo prefiero definir como obras de arte sólo a aquellas que de algún modo me conmueven, que tocan mis fibras íntimas.
La educación es la reconstrucción continua de la experiencia, que tiene por objeto extender y profundizar el contenido social.
[...] al construir máquinas es a menudo de la mayor importancia extender hasta ellas ciertos atributos que no se encuentran en lo animales inferiores. Si el lector considera que esto es una extensión metafórica de nuestras personalidades humanas, está en su derecho, pero es necesario advertirle que las nuevas máquinas no dejarán de trabajar tan pronto como haya cesado la colaboración humana.
Disfruté de Pelé, de Maradona, y disfruto de Messi. Participar de comparaciones me parece que no tiene como objetivo engrandecer al elegido, sino empequeñecer al descartado. Los tres son admirables.
Los narradores de historias de las ciudades falsean de tal manera la vida, que la hacen aparecer dulce a los ojos de los perezosos, de los estúpidos y de los débiles, y eso sólo contribuye a reforzar sus flaquezas, sin enseñarles nada, ni hacerles el menor bien, ni engrandecer su corazón.
Basta la más pequeña partícula de esperanza para engrandar un gran amor.
La elocuencia es el arte de abultar las pequeñas cosas y disminuir las grandes.
Hay algo que sí es conmovedor, aunque suene demagógico. No puedo dejar de decir que el mensaje del público en San Mamés, en el partido contra el Betis, nos obliga a todos de manera superlativa, nos obliga a multiplicar nuestra obligación de entereza. No decir la verdad, actuar engañando, maquillando, etc., es imperdonable frente a semejante expresión de compromiso y sinceridad afectiva, y lo digo muy incómodo, porque es demagógico lo que estoy diciendo.
Dirán que pasó de moda la locura, dirán que la gente es mala y no merece, más yo seguiré soñando travesuras. Acaso multiplicar panes y peces
Las pequeñas doctrinas humanas, que sólo tienden a enorgullecer y a magnificar a unos pocos, no deberían ser sustituidas por el credo redentor mundial de Cristo.