El deber del gobernante no consiste en agrandar su país, sino en hacerlo más fuerte.
Las pequeñas doctrinas humanas, que sólo tienden a enorgullecer y a magnificar a unos pocos, no deberían ser sustituidas por el credo redentor mundial de Cristo.
Es natural que el hombre ame a su país y a sus amigos y odie a los enemigos de ambos. Pero al escribir la Historia debe prescindir de tales sentimientos y estar dispuesto a alabar a los enemigos que lo merezcan y a censurar a los amigos más queridos y más íntimos.
No te contentes con alabar a las gentes de bien: imítalas.
Se debe ponderar y deliberar antes de hacer un movimiento. Conquistará quien haya aprendido el arte de la desviación. Tal es el arte de las maniobras.
Mackenna no entendía palabra de artillería; aseguro sin ponderar que un sargento sabía más que él, porque podría distinguir la cureña del cañon. No quiero pasar en silencio las disposiciones de Mackenna, conozcamos de todos modos su pobre cabeza y no creamos en lo futuro que son grandes hombres todos los que hablan inglés.
Los Episcopales no le exigen mucho a sus creyentes en materia de creencias religiosas. Ellos tienen mujeres sacerdotisas, sacerdotes homosexuales, obispos homosexuales, matrimonios homosexuales -- muy parecido a lo que ves en el Consejo Editorial del New York Times... Si, ellos reconocen los Diez Mandamientos pero se apresuran a añadir que no hay que tomarlos literalmente.
Cuando estás en la calle es cuando te das cuenta de que todo tiene dueño y de que hay cerrojos en todo. Así es como funciona la democracia: coges lo que puedes, intentas conservarlo y añadir algo si es posible. Así es también como funciona la dictadura sólo que una esclaviza y la otra destruye a sus desheredados.
Empieza a vivir de tu imaginación, no de tus recuerdos. Para liberar todo el potencial de tu mente, tu cuerpo y tu alma, primero debes expandir tu imaginación.
No puedo estar sin leer, lo cual implica que sí, que me aportan algo esencial y vital. Aunque sólo sea la posibilidad de viajar muchísimo más lejos, de expandir la mente, de soñar con infinitas posibilidades.
Los narradores de historias de las ciudades falsean de tal manera la vida, que la hacen aparecer dulce a los ojos de los perezosos, de los estúpidos y de los débiles, y eso sólo contribuye a reforzar sus flaquezas, sin enseñarles nada, ni hacerles el menor bien, ni engrandecer su corazón.
Disfruté de Pelé, de Maradona, y disfruto de Messi. Participar de comparaciones me parece que no tiene como objetivo engrandecer al elegido, sino empequeñecer al descartado. Los tres son admirables.