Me encantaría que alguien pudiera escribir sobre esta etapa del Gobierno socialista con la honradez literaria y humana con que escribió Semprún aquella Autobiografía de Federico Sánchez. Creo que sería un gran servicio que se haría a la sociedad española.
No es lo mismo una persona que tenga un inmigrante en su casa de servicio y viva en Sarrià o Pedralbes, que quien vive en un bloque y no puede vender su piso a precio de mercado porque cada día van más inmigrantes a comprar en la tienda de al lado.
Perseguiremos a los terroristas por todas partes. Y, si —perdonen la expresión— los pillamos en el lavabo, los liquidaremos en el mismo retrete
Mi gobierno no está adscrito a ninguna ideología en particular, ni mucho menos a modas teóricas. Formamos parte de una corriente política que se basa en valores y principios y no en recetas preconcebidas. Para nosotros, ni lo público ni lo privado es en sí mismo garantía de nada, sino que todo depende de encontrar las respuestas específicas que requiere cada situación concreta.
Para mí, la política no es más que la búsqueda del poder privado por parte de determinados individuos. Pueden disfrazarlo con cualquier ideología, ponerlo en los términos de las estupidices románticas o filosóficas que quieran, pero en esencia es una búsqueda privada del poder
Los servicios públicos despojan a los ciudadanos de su libertad, desde la doble perspectiva de lo que se entrega y lo que se recibe.
El propio término servicio público... es uno absurdo. Todo bien es útil para el público y casi todo bien...puede ser considerado necesario. Cualquier designación de unas pocas industrias como servicios públicos es completamente arbitraria e injustificada. - Power and Market
El gazpacho se condimenta con sal, pimienta, perejil y tomate... y luego se tira por el váter
Perseguiremos a los terroristas por todas partes. Y, si —perdonen la expresión— los pillamos en el lavabo, los liquidaremos en el mismo retrete
Me cagué encima de una sudadera. Quería ir al water y se me olvidó que
Las desgracias ajenas pueden incluso desarrollar nuestras lágrimas, pero en el fondo ayudan a soportar el infortunio que todo el mundo arrastra, y aunque la castástrofe de otros despierta nuestra compasión, también nos provoca una secreta alegría morbosa por habernos librado esta vez.
Ay, tú, Señor, le diste esa ladera que en un álabe dulce se derrama, miel secreta en el humo entredorado. ¿A qué tu poderosa mano espera? Mortal belleza eternidad reclama. ¡Dale la eternidad que le has negado!
Para que una película parezca prodigiosa a los espectadores (...) hay que acabar el repugnante ritmo cinematográfico actual, esta convencional y enojosa retórica del movimiento de la cámara. ¿Cómo creer en el más banal de los melodramas cuando la cámara sigue al asesino por todas partes en trávelin, hasta el lavabo donde va a lavarse la sangre que mancha sus manos?
Cuando me despierto, voy a tropezones hasta el cuarto de baño y bebo grandes tragos de agua del grifo hasta que no puedo beber más. Me quito mis ropas sudorosas y me derrumbo de nuevo sobre la cama, desnuda, y de alguna forma vuelvo a encontrar el sueño.
Recuerdo que yo era muy pequeñita cuando mi padre toreaba en Madrid, que después dejó para dedicarse en una ladrillera. Recuerdo que él ingresaba al cuarto de baño vestido de padre normal y luego, cuando salía, estaba vestido de dios, lleno de brillos, relumbrando alamares.
Me cagué encima de una sudadera. Quería ir al water y se me olvidó que