Hay una diferencia entre ser poeta y escribir poemas. Empecé a componer como entretenimiento y, con sorpresa, fui descubriendo que aquella verdad interior que yo sentía se plasmaba sobre el papel y me pertenecía...Es un momento mágico.
Lamentablemente, en estos tiempos en que se ha perdido el valor de la palabra, también el arte se ha prostituido, y la escritura se ha reducido a un acto similar al de imprimir papel moneda. (Antes del fin, 1999).