Quería ser escritor desde los cuatro años, aunque hice de todo para retrasar el momento de empezar a escribir. Por eso, antes me dediqué a leer mucho.
Habré sido en cierto momento marxista, me atraía mucho el análisis marxista de la historia, ese arte de anunciar el pasado que decía Valera a partir de la consideración de Marx sobre aquello de que la anatomía del mono solo era compresible a través de la anatomía del hombre. Pero el marxismo es una doctrina difunta, como la novela, un asunto del ayer, de nuestro ayer.
Las pasiones del hombre ¡Cómo nacen, cómo crecen! Una chispa las crea, un soplo las inflama
Poder de la voz humana inventando nuevos vocablos y dando soplo a los exhaustos. Dignidad de la boca, abierta en ira justa y amor profundo, crispación del ser humano, árbol irritado, contra la miseria y la furia de los dictadores, oh Carlitos, amigo mío y nuestro, tus zapatos y tu bigote.