También en la moderación hay un término medio, y quien no da con él es víctima de un error parecido al de quien se excede por desenfreno
La lástima fue que ignorábamos verdaderamente el alma de la poesía, que consiste en la naturalidad, moderación y hermosura de imágenes vivas y afectos bien explicados; y, aunque decorábamos a Horacio, Virgilio y Lucano, este último nos arrebataba con su fuego, con el que verdaderamente era un horno, dirélo así, nuestra incauta y mal acostumbrada imaginación.
La frugalidad compromete todas las demás virtudes.
Los que padecen perturbaciones mentales no aplican el principio de parsimonia Científica: la teoría más simple para explicar un cierto conjunto de datos. Prefieren el barroquismo.
Para pedir limosna hay que ir limpio, pero maltrazado. El pobre que va decentemente no causa pena y el que va sucio da asco. Hasta la compasión se ha de inspirar con mesura
Por las venas de Cuba no corre sangre, sino fuego: melodioso fuego que derrite texturas y obstáculos, que impide la mesura y, muchas veces, la reflexión. Pero así somos, y ése es nuestro mayor encanto y defecto: estamos hechos de música.
No da abundancia la abstinencia al vaso, ni divide la sed como quisiera. Hora que, para ser, otra hora espera, no existe más cuando agotó su paso.
Los pocos poemas que han sido ocasionalmente creados en época de abstinencia no son de gran interés.
A mi no me gusta esa palabra asesinato, me produce pánico. Pero lo que es digno de terror y de pánico es quedar a su discreción
Sepan los jóvenes que dado el gran número y variedad de pecados que por todas partes nos acechan, requiere más discreción y constancia evitar el mal, que mantenerse en el bien
Mantener la austeridad en tiempos de vacas gordas. Esto fortalece, capitaliza y acelera el desarrollo de la empresa. Asimismo, evita los amargos ajustes dramáticos en las épocas de crisis
Para declarar como virtuoso a un sentimiento, a un acto cualquiera, no basta reconocer en él alguna señal de sacrificio, de austeridad o de bondad; es preciso mirar ante todo si, por ventura, no es opuesto a los deberes de la justicia y de la caridad universal.
Un comportamiento sexual que pueda, en justicia, ser llamado continencia es tan insólito que prácticamente no cuenta en absoluto
La masturbación no mitiga la nocividad de la continencia más que en una muy escasa proporción