La indiferencia es una forma de pereza, y la pereza es uno de los síntomas del desamor. Nadie es haragán con lo que ama.
El negro vive en una isla solitaria de pobreza en medio de un inmenso océano de prosperidad material
Caminaba, cantando para sí mismo: una criatura momentáneamente divorciada del tiempo, apartada del mundo: existía ahora y eso era suficiente; avanzaba, como una estrella solitaria que cae de las tinieblas a las tinieblas.