El vino no daña, pero el que bebe sin moderación se daña a sí mismo.
A la derecha, la única moderación que le gusta es la salarial.
La frugalidad compromete todas las demás virtudes.
La crianza y el buen comedimiento más honra al que la hace que no al que se le hace.
Pero ¿Qué es una doncella, con su deseo bobo, ignorante, comparada con una viuda, cuya ansiedad está formada por el conocimiento y la ausencia, la contención y la penuria, el hambre y el ayuno, lúcida y atrevida en su deseo?
En la contención es donde primero se muestra el Maestro.
Si un hombre aspira a una vida correcta, su primer acto de abstinencia es el de lastimar animales.
Los pocos poemas que han sido ocasionalmente creados en época de abstinencia no son de gran interés.
Para declarar como virtuoso a un sentimiento, a un acto cualquiera, no basta reconocer en él alguna señal de sacrificio, de austeridad o de bondad; es preciso mirar ante todo si, por ventura, no es opuesto a los deberes de la justicia y de la caridad universal.
La austeridad es muy triste cuando nos la imponen, pero no cuesta ningún trabajo cuando se tiene
Los que padecen perturbaciones mentales no aplican el principio de parsimonia Científica: la teoría más simple para explicar un cierto conjunto de datos. Prefieren el barroquismo.
La prudencia es la fuerza de los débiles.
Allí donde se retuerce y se curva el Dragón, por ser una sede cercana a la Verdad, se coloca la prudencia con sus damiselas Dialéctica y Metafísica; a su alrededor se hallan a la derecha la Astucia, Disimulo y Malicia y a la izquierda la Estupidez, la la Inercia, la Imprudencia.
Sin consideración, sin piedad, sin recato grandes y altas murallas en torno mío construyeron. Y ahora estoy aquí y me desespero. Otra cosa no pienso: mi espíritu devora este destino; porque afuera muchas cosas tenia yo que hacer.
Actualmente no existe ningún modelo de la teoría de la gravedad aparte de su expresión matemática.
¡En qué patéticos esclavos nos convertimos por el poder dominante de la gravedad sobre todas las cosas de la tierra! (...) Nuestro único consuelo es que no podemos solucionarlo. No es fallo nuestro: nos guste o no, tenemos que obedecer a la gravedad, nuestra tirana.
No confíes tu secreto ni al más íntimo amigo; no podrías pedirle discreción si tú mismo no la has tenido.
Haré lo que me pedís si no queda más remedio, pero permitidme que intente por última vez convenceros de que la discreción es lo más aconsejable en los lances del corazón.
Demasiado libertinaje en la juventud seca el corazón, y demasiada continencia atasca el espíritu.
Un comportamiento sexual que pueda, en justicia, ser llamado continencia es tan insólito que prácticamente no cuenta en absoluto