Si uno se mantiene fiel amante de lo que realmente vale la pena amar, y no un residuo insignificante del amor y las cosas indignas y sin sentido, obtendrá más felicidad y crecerá más fuerte.
Un escritor no debe hablar sino escribir; el lector lee lo que ha escrito y punto;lo que ni has puesto en el libro no vale la pena decirlo de palabra.
No hay peñasco sin nombre.