Lo han alcanzado los buenos hijos de México, combatiendo solos, sin auxilio de nadie, sin recursos ni los elementos necesarios para la guerra. Han derramado su sangre con sublime patriotismo, arrastrando todos los sacrificios antes que consentir en la pérdida de la República y de la libertad
Mi verso es sagrado y a este viernes le sigue el sábado, y a esta calle le persigue el Senado por consentir a delincuentes, por soportar a enamorados