Uno de los fallos actuales es la ausencia de liderazgo joven. Evolutivamente, la manada siempre recurrió a los jóvenes cuando tenía dificultades: atravesar un río, subirse a una montaña
El instinto de la manada siempre lleva a valorar muy alto lo mediocre. Lo aprecia como algo valioso. Creen que son fuertes porque representan a la mayoría. En las capas medias no existen la sorpresa ni el temor. Se empujan unos contra otros para sentir la ilusión del calor. En la mediocridad nadie puede encontrarse a solas con algo, mucho menos consigo mismo. ¡Y cuan felices parecen!
La envidia hace parecer más abundantes las mieses de los campos ajenos, y más rico en leche el rebaño vecino
El espíritu de venganza y los supersticiosos cultos del rebaño destruyeron las mejores inteligencias de la raza, y durmieron al resto con costumbres y principios tan dañinos que las fuentes vitales de la sensibilidad y la adaptabilidad de las que depende todo progreso fueron ahogadas para siempre.