Son un rebaño hasta el punto de que les es prohibido unirse para la reproducción de la especie sin el permiso o la bendición de su pastor, pues sólo el sacerdote tiene derecho a casarlos en nombre de ese dios que forma el único rasgo de la unión legítima entre ellos.
El jefe maneja a la gente; el líder la prepara. El jefe masifica a las personas, las convierte en número y en fichas deshumaniza súbdito por súbdito hasta quedarse con un rebaño sin rostro ni iniciativa. El líder conoce a cada uno de sus colaboradores, los trata como personas, no los usa como cosas.
Yo imagino que es bueno mandar aunque sea a un hato de ganado.
Solo tengo dieciséis años y no se muy bien de que va el mundo, pero una cosa si puedo afirmar con rotundidad: si yo soy pesimista, los adultos de este mundo que no son pesimistas son un hatajo de idiotas
Un cardumen de truchas paso ante mis ojos el color del agua.
Cosas quiero, como una gran ola de ternura deshaciéndome un ruido de caracol, un cardumen de peces en la boca, algo de eso frágil y desnudo, como una flor a punto de entregarse a la primera luz de la mañana, o simplemente una semilla, un árbol, un poco de hierba.
Un par de hombres lanzaron gritos de guerra, y los dos primos se vieron rodeados por los colmillos de una jauría de lobos, con alabardas, lanzas y espadas por todos los lados. Los gritos de los hombres y el estrépito de las armas al chocar se mezclaban con el rugido del viento, y el lugar se convirtió rápidamente en un horrible torbellino de guerra.
La mera visión del mar solía provocarme las sensaciones que experimenta un cazador cuando oye el griterío de una jauría de perros.
Definitivamente, no estoy en mi mejor momento. Sinceramente, estoy por debajo del 50 por ciento. Pero he ganado lo que hay debajo del 50 por ciento.
¿Qué cómo hemos ganado mi primer título? Sencillo, han dado de comer al perro grande y el perro pequeño también ha recibido algo. Los perros grandes marcan el territorio.
La honra puede ser mancillada. La justicia puede ser vendida. Todo puede ser desgarrado. Pero la noción del bien flota sobre todo, y no naufraga jamás.
El espíritu de Dios flota sobre las aguas y una isla celestial se hará visible primero cual morada de los nuevos hombres, cual cuenca de la vida eterna sobre las olas que refluyen