El dolor es más llamativo que la felicidad
La orientación artificial, ostentosa, y los patrones de consumo suntuoso de la cultura estadounidense deberían ser despreciados por todos los demás países de este planeta
Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe de las manos.
Por lo demás, el Dios que todo lo ve, el Dueño de los espíritus y Señor de toda carne, el que escogió al Señor Jesucristo y a nosotros por Él para pueblo peculiar suyo, conceda a toda alma que invoca su magnífico y santo nombre, fe, amor, paz, paciencia, longanimidad.
En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasía, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en él una vez más lo que antes había amado tanto, lo que conmovía el alma, lo que enardecía la sangre, lo que arrancaba lágrimas de los ojos y cautivaba con espléndido hechizo.
¡Preferiría ser cenizas que polvo! Preferiría que mi chispa se queme en una brillante hoguera a que sea extinguida por seca desintegración. Preferiría ser un espléndido meteoro, cada átomo en mi en magnífico resplandor, que un soñoliento y permanente planeta.
Allí esta el fastuoso escenario de la vida para los que saben mirar un poco.
El ruido de un beso no es tan retumbante como el de un cañón, pero su eco dura mucho más.
El barroco es una técnica y un estado de espíritu.
A los suicidas les encantan los puentes: es la salida más espectacular de este Teatro de Locos.
Es un orgullo jugar junto a cualquiera de ellos. Todos tienen un nivel espectacular y me ayudan muchísimo en mi trabajo. Cualquier entrenador querría contar con jugadores como ellos. Es un orgullo jugar con esta selección. En la Copa del Mundo Sudáfrica 2010
Las ideas no tienen importancia alguna. Las ideas son el uniforme vistoso que se les pone a los sentimientos y a los instintos. Una costumbre indica mucho más el carácter de un pueblo que una idea.
Cuando yo era chico, y vivía en un barrio, la gran novedad o logro era tener un auto, y cuanto más lujoso era el auto más reconocimiento para la familia que lo había obtenido. Pero había una distinción para nosotros, el reconocimiento a la familia era en función de qué había hecho para conseguir ese auto. Había familias que trabajan padres e hijos y se compraban un Seat. Y había familias que se ganaban la lotería y se compraban un Mercedes Benz. Y nosotros valorábamos al que trabajaba mucho y se había comprado el Seat. Le doy ese ejemplo porque a partir de ahí aprendí que no se evalúa lo conseguido sino lo merecido. Primero hay que ver si el medio está de acuerdo con que se evalúe lo merecido y no lo conseguido, la respuesta es no.
Se empieza a salvar el mundo salvando a un hombre por vez; todo lo demás es romanticismo grandioso o política.
El que usted quiera editar las obras de Johann Sebastian Bach es algo que regocija mi corazón, que late todo para el arte sublime y grandioso de este verdadero padre de la armonía. Deseo ver pronto esa empresa en plena actividad. En cuanto abra usted mismo la suscripción espero aportar yo mismo desde aquí.
En los años de mi adolescencia y en los primeros de mi juventud he creído firmemente que yo había nacido para cultivar las ciencias filosóficas y políticas y para ser un astro esplendoroso dentro de ellas. Llegar a ser un sabio respetado y solemne fue mi única ambición entre los quince y los veinte años.
Es indubitable que en un futuro mediato se inventará el electromicroscopio más poderoso; entonces el cancro será perceptible para los científicos ultramodernos. Es ostensible que este germen fatal llega al planeta Tierra sumergido entre las corrientes electromagnéticas de la constelación de Cáncer. A todas luces resulta que el cáncer es el karma de la fornicación
El consumo ostensible de bienes valiosos es un medio de aumentar la reputación del caballero ocioso. Al acumularse en sus manos la riqueza, su propio esfuerzo no bastaría para poner de relieve por este método su opulencia. Recurre, por tanto, a la ayuda de amigos y competidores ofreciéndoles regalos valiosos, fiestas y diversiones caras.
La verdad que más patente surgía ante sus ojos era la de que su vida había sido muy dichosa, de que ella era una persona verdaderamente afortunada. Había disfrutado lo mejor de todo y, en un mundo en que tantos individuos se desenvuelven en circunstancias nada envidiables, constituía una ventaja el no haber padecido nada desagradable.
Se le hace patente que sólo hay dos clases de cobardes: los que huyen para atrás y los que huyen para adelante.
El manifiesto (manifiesto Comunista) expone las contradicciones internas del sistema de producción contemporánea, su naturaleza transitoria y la inevitabilidad de su desaparición.
Las fragilidades de un sistema no provocan rápidamente su caída a menos que alguien las ponga de manifiesto y deje que sus efectos sean notorios rehusando ayudarlo.
Es evidente que el común entusiasmo por la igualdad es, en un sentido fundamental, anti humano. Tiende a reprimir el florecimiento de la personalidad individual, de la diversidad y de la civilización misma. Es la búsqueda de la uniformidad de los salvajes.
Únicamente el entusiasmo o la locura pueden determinar que se prefiera un sistema de conjeturas improbables que desesperan a aquel sistema evidente que tranquiliza.
Fuera de media docena de personas en cada ciudad, los demás vecinos están orgullosos de haber conseguido permanecer en la ignorancia, cosa bien fácil de alcanzar. Ser intelectual o aficionado al arte es tanto como ser afectado y de cualidades equívocas.
El artista, afectado por la enfermedad, se ve impulsado a crear más. Su mal lo pone en condiciones de crear más
Nunca resulta presuntuoso para nadie el desear aprender. Este es el objetivo de la creación y el derecho natural de la humanidad. Bienaventurados son aquellos que están preparados para reivindicar ese derecho durante toda su vida
Ni el presuntuoso ni el fatalista están formados. Malo es el optimismo no razonado del primero, y malo también el pesimismo sistemático del segundo. La alegría es necesaria siempre, pero el optimismo ha de ser razonado
Aún hoy, en medio del fracaso más estrepitoso del que se tenga memoria, los responsables directos de ese fracaso, acá en 2001 y hoy en Europa, pretenden seguir dándole al mundo la misma medicina que nos dieron a nosotros
Igual que el mendigo que creé que el cine es un escaparate, igual que una flor resignada decora un despacho elegante
No usemos la lengua para la guerra, y menos para la guerra de las lenguas, sino para la paz, y sobre todo para la paz entre las lenguas. De la defensa de la lengua, de todas las lenguas, sale su fortaleza, y en su cultivo literario y siempre progresivo se fundamenta su auge y su elástica y elegante vigencia.