Desnuda en el esplendor irreparable sus ojos se abren como un río de luz y de sonido.
Se ha declamado mucho contra el positivismo de las ciudades, plaga que entre las galas y el esplendor de la cultura corroe los cimientos morales de la sociedad; pero hay una plaga más terrible, y es el positivismo de las aldeas, que petrifica millones de seres, matando en ellos toda ambición noble y encerrándoles en el círculo de una existencia mecánica, brutal y tenebrosa
Mirara hacia donde mirara, ya fuera hacia la tierra durmiente o a las vastas regiones del espacio, la magnificencia del mundo estaba más allá de la mente humana, se advertía la sublimidad de Dios y la majestad de su presencia.
La tierra, por la magnificencia de sus horizontes, las frescuras de sus bosques y la pureza de sus fuentes, ha sido y continúa siendo la gran educadora y no ha cesado de llamar a las naciones a la armonía y a la conquista de la libertad.
La vivacidad de su sentido del tiempo se había debilitado. Los días comenzaban a volar, a pesar de que cada uno de ellos se componía de esperas renovadas y sensaciones silenciosas y secretas... Sí, el tiempo es un singular enigma, una cuestión difícil de aclarar.
Las religiones son fundadas en el miedo de muchos y en la vivacidad de pocos.
León repuso con viveza que casi nadie es capaz de comprender a los seres que tienden hacia un ideal.
La poesía de sus costumbres y de sus creencias, de las que mucho se habla, la dejaron en la orilla del océano; acá solo trajeron malos hábitos, viveza y bellaquería, y si no nuestro Leonardo puede decir alguna cosa al respecto.
No existe belleza sin ayuda, ni perfección que no dé en bárbara sin el realce del artificio.
Para la prensa, como para el hombre, la libertad sólo ofrece una posibilidad de ser mejor; el servilismo no es más que la certidumbre de ser peor
Seres desiguales no pueden pensar de igual manera. Siempre habrá evidente contraste entre el servilismo y la dignidad, la torpeza y el genio, la hipocresía y la virtud.
Nos vamos con la esperanza de que ninguno se deje llevar por los fanatismos religiosos, políticos o sexuales: los primeros por no llevar a nada, los segundos porque el objeto de deseo suele ser un idiota de renombre y los últimos por las continuas frustraciones.
Un hombre de origen modesto que logra cierto renombre y alcanza una posición social elevada, está dotado manifiestamente de cualidades sobresalientes.
Cuerpo, compañero, juntos nos moriremos. No puedo no querer la sombra que tenemos, no apresar con ella el resplandor de un verso
En el resplandor del Yo, la oscuridad de la ilusión se disipa para siempre.
Agarrados del aire viviremos, no me importa dónde vamos. Apriétame bien la mano que un lucero se me escapa entre los dedos.
¡Duerme! Mientras se despierte del alba con el lucero el vigilante tropero que repita tu cantar, y que de bosque en laguna, en el repente o la hierra, se alce por toda esta, tierra como un coro popular.
No tenemos mantequilla... pero os pregunto, ¿preferiríais tener mantequilla o armas? La preparación nos hace poderosos. La mantequilla simplemente nos hace gordos.
Tómese dos docenas de besotes. Añádase una dosis de mantequilla del Deseo. Agréguese tres gramos de tapioca de los Celos. Échese cuatro cucharadas de azúcar de la Melancolía. Colóquese dos huevos. Agítese con el brazo de la Fatalidad y tómese de dos en dos horas marcadas en el reloj de una sola aguja.