Qué agradable es poder confesar sus intimidades en público, ¿No le parece, caballero? ¿Hay muchos en mi lugar que pueden sentarse impunemente- te a la mesa de un café y entablar una amable conversación con un desconocido como lo hago yo? No. Y, ¿Por qué no hay muchos, puede contestarme? No sé...Porque mi semblante respira la santa honradez.
Es más propio del hombre de recto carácter el odio abierto y declarado, que ocultar los sentimientos bajo un semblante tranquilo.
Uno se da cuenta de que es desgraciado y miserable pobre y está ciego y desnudo, y con rostro de fantasma dolorido y amargado camina temblando por la pesadilla de la vida
Preferirían que uno siguiera siendo lo que solía ser, que nadie cambiase de cara. Pero mi rostro se niega a ello, cambiará mucho, le es necesario.
Habría que estar en su lugar primero. La suposición está siempre por debajo de la realidad. El sufrimiento no se supone, hay que sentirlo. Además, el instinto de conservación es tan poderoso...Y, en medio del dolor, de la infidelidad. Siempre hay algo que nos liga a la vida.
Ninguna cosa tiene su valor real, ni efectivo en sí misma, sólo tiene el que nosotros le queremos dar; y éste se liga precisamente a la necesidad que tengamos en ella; a los medios de satisfacer esta inclinación; a los deseos de lograrla y a su escasez y abundancia.
La lucha por hallar este medio, o más bien dicho la lucha contra su absorción en la unidimensionalidad predominante, se muestra en los esfuerzos de la vanguardia por crear un distanciamiento que haría la verdad artística comunicable otra vez.
Los pensadores de Europa —la vanguardia del pensar europeo— ya no discutían sobre la autoridad del papa; debatían sobre la existencia de Dios
La casa, dios mío, rodeada de petreles sobre el acantilado y los vapores del océano, de portones batidos por el viento y cortinas en pedazos, con el anuncio hotel central en semicírculo en la fachada y los tres de la policía secreta, siempre de negro, con el brazo en alto al modo nazi, que bebían, en la salita de estar, la malta de la mañana.
Era una vida bestial la de esa gente. Vea...Del campo me acuerdo el amanecer, las primeras horas después de almorzar y del anochecer. Son tres terribles momentos de ese campo nuestro, que tiene una línea de ferrocarril cruzándolo, hombres con bombachas parados frente a un almacén de ladrillos colorados y automóviles Ford haciendo línea a lo largo de la fachada de una Cooperativa.
Entre otras cosas, a mi me pagan, vivo de esto, cobro cifras obscenas, muchos más obscenas que la mayoría de las cifras, pero tampoco voy en contra de un proyecto. Vine aquí por lo que este club significa, no voy a operar en sentido contrario.
El principio de mundialización de la información va en contra del principio universal de la solidaridad. Ello es así porque la información se agota en sí misma y ella misma es su fin
Nadie debe asustarse de lo que piensa, aunque su pensar aparezca en pugna con las leyes más elementales de la lógica
Si un escritor se considera revolucionario (y siempre todo verdadero escritor ha estado en pugna contra los órdenes sociales injustos), elegirá la lucha contra su medio ambiente, tratará de superarse y superarlo por todos los medios.
El libio que lleva la bandera monárquica (oficial en Libia hasta 1969 y ahora portada por los rebeldes) no tiene dignidad, ni familia, ni tribu. No tiene religión ni valores. No es un hombre y la muerte es lo mejor para él.
No pertenezco a ninguna parte, soy extranjera en el mundo. Cintillo en la portada del libro Mi pais inventado