Hay sólo dos clases de libertad en el mundo; la libertad del rico y poderoso, y la libertad del artista y el monje que tienen el coraje de renunciar a las posesiones.
Se puede atacar la religión en su culto, en sus bienes, en sus ministros; pero no se puede conseguir que una sociedad subsista sin religión. Un monje ignorante pero henchido de fe puede fundar un imperio; Newton, el incrédulo, pesará los mundos, pero no podrá crear un pueblo.
¡La guerra! -La guerra tiene una finalidad sobrenatural-me dices desconocida para el mundo: La guerra ha sido para nosotros... -La guerra es el obstáculo máximo del camino fácil -Pero tendremos, al final, que amarla, como el religioso debe amar sus disciplinas.
Yo no puedo ser religioso ni creer en dios. Prefiero la filosofía, la lógica, la razón, pues no puedo poseer al mismo tiempo lo evidente y lo incomprensible.
Amo mi trabajo con un amor fanático y pervertido, como un asceta el cilicio que le rasca el vientre.
He releído (por tercera vez en mi vida) todo Spinoza. Este ateo ha sido, en mi opinión, el más religioso de los hombres, puesto que no aceptaba más que a Dios.
Si hay algo en mí que pueda ser llamado religioso es la ilimitada admiración por la estructura del mundo, hasta donde nuestra ciencia puede revelarla. No creo en la inmortalidad del individuo, y considero que la ética es de interés exclusivamente humano, sin ninguna autoridad sobrehumana sobre él