Amo mi trabajo con un amor fanático y pervertido, como un asceta el cilicio que le rasca el vientre.
Como él se acostumbró a sus encantos, dejaron de excitar los mismos deseos que inspiraban al principio. Agotado el delirio de la pasión, Ambrosio tuvo tiempo para observar todos los defectos menudos y, donde nos los había, la saciedad lo hizo imaginarlos. El monje estaba saciado por la plenitud del goce. Apenas había transcurrido una semana cuando se cansó de su amiga.
Hay sólo dos clases de libertad en el mundo; la libertad del rico y poderoso, y la libertad del artista y el monje que tienen el coraje de renunciar a las posesiones.
¿La emoción? Pídela al número que mueve y gobierna al mundo. Templa el sagrado instrumento más allá del sentimiento. Deja al sordo, deja al mudo, al solícito y al rudo. Nada temas, al contrario, si en el rayo de una estrella logras calcinar la huella de tu sueño solitario
Hay en él un heroísmo solitario. solitario porque nadie lo advierte y hasta el heroísmo más evidente pierde su valor si pasa inadvertido.