Para que un matrimonio sea feliz, el acuerdo entre los caracteres es más necesario que el acuerdo entre inteligencias.
Una cosa he aprendido acerca del matrimonio dijo después. Te pone a prueba. Descubres quién eres, quién es la otra persona, y de qué manera te adaptas o no te adaptas.
Un corazón herido cae sumiso sobre una flor más bella que el paraíso, las nupcias de dos bocas, toda una vida que la llama invisible muere encendida.
Sostengo, pues, que los mortales que no conocen el himeneo ni las dulzuras de la paternidad, son más felices que los que tienen hijos.
Tú, ave peregrina, arrogante esplendor -ya que no bello- del último occidente: penda el rugoso nácar de tu frente sobre el crespo zafiro de tu cuello, que himeneo a sus mesas te destina.