La música es un amante dócil y obediente que se somete a todos los caprichos, como la odalisca que para complacer a su señor le ciñe el cuello con el collar divino de sus brazos, o guarda reposa en actitud discreta refrescando la atmósfera con su abanico.
No es necesario complacer al público, porque si uno está seguro de su trabajo, si lo tiene claro, será más fácil convencerle
Un producto es aquello que se puede ofrecer a un mercado con la finalidad de captar la atención para conseguir que sea adquirido, usado o consumido, siempre intentando satisfacer un deseo o una necesidad
Los intereses materiales ¿podrán por sí solos obrar la unión duradera y feliz de los pueblos? El refinamiento de la materia y su goces ¿alcanzarán por ventura a satisfacer sus deseos y necesidades? Los pueblos ¿no viven también por el espíritu y para el espíritu? ¿No se ve en ellos otra cosa de más valía y más imperecedera que el oro?
En la tierra nada se presta tanto para alegrar al melancólico, para entristecer al alegre, para infundir coraje a los que desesperan, para enorgullecer al humilde y debilitar la envidia y el odio, como la Música
Beber es todo medida, como hablar en público. Saber como empezar es menos importante que saber como terminar. alegrar el corazón, y sin perder la razón, darle sentido a la vida.
La vanidad nos persigue hasta en el lecho de la muerte. La soportamos con entereza porque deseamos superar su terrible grandeza y cautivar la admiración de los espectadores
Hay tres fuerzas, tres únicas fuerzas en la tierra capaces de vencer y cautivar para siempre la consciencia de estos débiles rebeldes, para su felicidad. Son: el milagro, el misterio y la autoridad.
Más vale caer en gracia que ser gracioso.
Enamorarse es sentirse encantado por algo, y algo sólo puede encantar si es o parece ser perfección.
Tom Lefroy: Baila usted con pasión. Jane Austen: Ninguna mujer sensata demostraría pasión si pretendiera atraer a un marido. Tom Lefroy: O resistirse a un amante.
Pero en Piura era distinto. En Piura el sol tenía que atraer forzosamente sus miradas y hacerla pensar en él y sentirlo dentro de sí, porque el sol piurano penetra hasta en las cuencas de los ciegos. Es una obsesión.
El deber no es otro que sentir lo grande, adorar lo bello y no aceptar, con las ignominias que nos imponen, todos los convencionalismos sociales.
No hablaba con nadie. No sonreía nunca. Parecía adorar la música, puesto que asistía a todos los espectáculos de música y, sin embargo, no se entusiasmaba, no aplaudía, no se exaltaba nunca.
Mi trabajo no es caer bien a la gente. Mi trabajo es hacerles mejores
Un periódico no está hecho ya para ilustrar, sino para halagar las opiniones. Por ello, dentro de un tiempo, todos los periódicos serán viles, hipócritas, infames, mentirosos, asesinos; mataran las ideas, las filosofías y a los hombres, y florecerán por eso mismo.
Lo que sólo se debe a la violencia ¿puede acaso halagar el amor propio?
Una coqueta es una mujer que despierta pasiones que no tiene el propósito de gratificar
Hay que simpatizar siempre con la alegría de la vida, cuanto menos se hable de las llagas de la vida, mejor.
Podemos simpatizar los unos con los Otros, y eso es más que bastante: eso es todo, y difícil, acercar nuestra historia a la de otros podándola del exceso que somos, distraer la atención de lo imposible para atraerla sobre las coincidencias, y no insistir, no insistir demasiado: ser un buen narrador que hace su oficio entre el bufón y el pontificador.